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jueves, 31 de mayo de 2012

Don Prepuciano sacó su látigo a pasear.


La vida es como tener la cara llena de granos. Te peleas con ellos, te haces heridas pero a veces consigues explotarlos. Ese es un buen momento, cuando incas tus dedos sobre el susodicho y aprietas suavemente, entonces todo parece tener sentido, todo encaja. Aumentas la presión y con un leve sonido, casi imperceptible, la grasa que lo recubre cede y el pus sale disparado. Es como correrse. El clímax y después la nada, el vacio. De vuelta a los abismos, eso si, merece la pena…joder merece la pena. Hablando de joder, otra de las cosas que ayudan a poner orden entre todo este caos. ¿Por qué las cosas buenas tienen que acabar de una forma u otra en la descarga de un líquido espeso y blanquecino?, en fin, ya estoy divagando. Me encanta correrme y explotarme granos, hacerlo solo o en compañía, no soy demasiado caprichoso en cuánto a eso. Obviamente prefiero la compañía.



Tengo que hacer unos recados, coger el bus o el metro para ver al soplapollas de Tinajo y darle esta mierda. No se porque accedí. Dice que mi fatalismo le divierte y que tengo una forma curiosa de ver las cosas, que saldrá en internet y no lo verá casi nadie, que no me preocupe…al cuerno con él. Tinajo me cae bien porque en la mayoría de los casos no se le ocurre que escribir. Me gustan los escritores faltos de creatividad, son unos fracasados, como todos, pero ellos viven con ello, no pueden escapar ni evadirse. La realidad los persigue en todo momento, están jodidos, vivirán jodidos y por supuesto morirán jodidos. Son los más humanos. El resto…figuras de cera.

Decido ir en metro. La gente está jodida con el metro y yo estoy jodido con la vida, me parece justo. No hay asientos libres y toca ir de pie. A mi lado hay un hombre que se abraza a la barra sujeta personas como si fuera una stripper y enfrente una muchacha de muy buen ver que aún debe ir al instituto. Benditas sean las mujeres, las mayores claro, las menores no porque es delito y nadie minimamente inteligente quiere acabar en el talego, aparte de que esta muy mal visto. Me pregunto que sería del mundo sin ellas. Aportan cordura, como un fogonazo de luz en la oscuridad. Soy consciente de que a lo largo de la historia ha habido mujeres que han sido auténticas zorras. Margaret Thatcher, Shara Palin , Angela Merkel entre otras, pero seguro que en la cama eran unas gatitas, ¿ alguién se imagina a Hitler ronroneando al lado de Eva Braun? Seguro que no. Pues eso.

Tengo un secreto inconfesable. Una verruga en el ojete, ni siquiera lo sabe mi madre. Me lo llevaré a la tumba.

Soy Don Prepuciano y he llegado a mi parada.



"Cuando las mujeres se van haciendo mayores, se cambian de nombre. Quiero decir que muchas lo hacen. ¿Y si lo hiciera un hombre? Imaginaos que llamase alguien:
-Oye, Mike, soy Tulip.
-¿Quién?
-Tulip. Anterirmente Charles, pero ahora Tulip. No responderé más a Charles.
-Que te follen, Tulip.
Mike cuelga..."
C.B (El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco)

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